Muchas personas son las que recurren a una bebida estimulante, para despertarse y activarse por las mañanas. Hablamos del té y/o el café, imprescindibles en la vida de la mayoría, ya sea por su agradable sabor, como por la habilidad de mantenernos despiertos y concentrados durante el día.
Pero, aunque sabemos los efectos del la café sobre nuestro organismo, ¿sabemos qué es lo que ocurre en nuestro cerebro cuando llega este elemento a él?
Bloqueo de la Adenosina
El compuesto químico, llamado adenosina, es esencial en la regulación de nuestro ciclo diario. Su función es que, cuando más adenosina se acumule en nuestro cerebro a lo largo del día, más cansado nos sentimos. Se trata de nuestro reloj de arena del cansancio, que cuando dormimos se vacía y vuelve a llenarse poco a poco, mientras avanza el día.
En este caso, la cafeína tiene una estructura molecular semejante a la adenosina, así que, cuando nos bebemos un café o un té, la cafeína de estas bebidas actúa bloqueando los receptores de adenosina. De esta forma, evita su acumulación, posponiendo la sensación de cansancio.
Lo negativo de esta ingesta de cafeína, es que si la prolongamos en el tiempo como medida para despertarnos, acabamos creando más receptores de adenosina. Esto se traduce en la necesidad de bebernos más cafés a lo largo del día, para no caer rendidos a media tarde y aguantar lo que queda de jornada.
La clave está en un término medio
Una persona media de 75 kilos de peso, debería beberse unas 75 tazas de café para acabar intoxicándose, lo que, acaba siendo técnicamente imposible, pues no cabe tanto líquido en nuestro estómago.
Aunque esto sea una exageración, el abuso excesivo del café no deja de ser perjudicial para nuestra salud. Si nos pasamos con el café, acabaremos viendo sus consecuencias en nuestra presión arterial y en nuestro corazón. Así que, si te gusta esta bebida, conoce los efectos del café, tómalo de forma moderada y disfrutarás mucho más de sus beneficios.