Cuando nos sentimos un poco débiles, resfriados o atravesamos una época de mayor estrés en nuestras vidas, solemos recurrir a los suplementos vitamínicos como método de refuerzo de nuestro sistema inmunológico. Pero, ¿qué ocurre si nos excedemos tomándolos?
Recurrir a las vitaminas artificiales puede ser el camino fácil y la alternativa más rápida a cuidar nuestra alimentación y nuestro estilo de vida. Sin embargo, los mejores nutrientes se absorben de los alimentos tales como las frutas y verduras, y no de los suplementos comerciales.
Consecuencias de pasarnos con las vitaminas
Las distintas presentaciones y modos de tomar los suplementos vitamínicos, atraen a muchas personas a la compra indiscriminada de estos productos, sin consultar previamente con el médico. Por ello, puede suceder que fallemos y nos pasemos con la dosis de vitaminas, siendo totalmente innecesarias y llegando a ser perjudiciales para nuestro organismo.
Algunas de ellas son:
- Vitamina D. Si la tomamos en grandes cantidades, puede causar algunos problemas como: debilidad generalizada dónde los músculos se ven afectados, perdiendo así fuerza; diarreas y vómitos.
- Vitamina A. Si la tomamos en las cantidades correctas para nuestro cuerpo, es muy beneficiosa para nuestra vista. En cambio, si ingieres cantidades elevadas de este complejo vitamínico, puedes llegar a sufrir una pérdida de peso relevante, visión borrosa, osteoporosis, falta de apetito, etc…
- Vitamina K. Se trata de una vitamina que ayuda a prever las hemorragias y a que la correcta coagulación del riego sanguíneo se efectúe. Si nos excedemos en el consumo de este nutriente, puedes acabar padeciendo anemia y cabe la posibilidad de que el hígado se inflame.
La clave está en la dieta
No podemos olvidar que la esencia de un organismo fuerte y sin carencia de nutrientes, se halla en una dieta equilibrada y saludable. Por lo que, no es necesario acudir a los suplementos para cubrir las necesidades de minerales y vitaminas. Cuida tu alimentación y tu cuerpo se verá beneficiado.