Suele quedar como creencia popular (o imposición social), que las mujeres tienden a cargarse con trabajo de más y a anteponer las necesidades de nuestros seres queridos a las nuestras, pero ¿es esto cierto?
El caso, es que al final, muchos de los consejos y rapapolvos acaban viniendo de nuestras madres y abuelas, que nos dicen sin piedad que ‘debemos comer mejor’, ‘hacer más ejercicio’ o ‘dormir lo suficiente, que menudas ojeras llevamos’. Desde luego, parece que el bienestar y el cuidado de nuestra salud es competencia femenina.
El bienestar en la mujer
Según el II Estudio de hábitos de vida saludable y bienestar en la mujer, tan solo un 23% de las mujeres encuestadas afirma seguir unos hábitos saludables. Esta cifra es muy baja, teniendo en cuenta que en dicha investigación se testaron los hábitos de hasta 3.000 mujeres españolas de entre 18 y 65 años.
Además, este estudio reveló datos interesantes acerca de rutinas que las mujeres han adquirido de forma natural y que pueden tener resultados nefastos en su mente y en su salud:
- Hacer listas de tareas y no cumplirlas. Esta planificación fallida puede acabar minando la salud de muchas mujeres, que ven frustrados sus deseos con sus resultados. Hasta el 58,2 % de féminas planifica su tiempo para llevar a cabo todas las tareas del día, pero casi ninguna puede acabar cumpliéndolas todas.
- Estar ante una pantalla durante más de 3 horas al día. Por supuesto hablamos de 3 horas de más, aparte de las 8 del trabajo. Y es que, el 40% de encuestadas pasa su tiempo libre delante de la tele, el móvil o la Tablet.
- Colocarse siempre en el último lugar. Sucede que las mujeres anteponen su bienestar, al de su familia, amigos o pareja, desembocando en un malestar emocional que es causa de un bajo nivel de bienestar entre las españolas. De hecho, tan solo un 30,6 % dedica al menos una hora al día a relajarse.
Automedicarse, acostarse tarde y saltarse alguna comida, están entre las demás rutinas nocivas que tienen nuestras mujeres en sus vidas. Así que, ya saben, a cuidarlas más que… ¡se lo merecen!