Dale ritmo a tu vida aprendiendo a bailar en pareja. Al bailar mantienes ágiles tus articulaciones, mejoras el ritmo cardíaco, potencias tu sistema inmunitario, eliminas estrés y además es un buen antídoto para la soledad.
Salir a bailar a menudo es el mejor tratamiento contra la depresión porque es una actividad muy social y relajante ya que combates la soledad y el sedentarismo.
Muchos dicen que el mejor ejercicio es caminar pero en realidad la danza es mucho más completa. Coordinar ritmo, tiempo, expresión corporal, resistencia cardíaca, respiración, precisión, oído, funciones motoras, gracia y disciplina requiere un grandísimo esfuerzo físico-mental. Aunque algunos piensen que no tienen talento para bailar, resulta que es un ejercicio muy rejuvenecedor y se puede aprender y practicar a cualquier edad.
Una tarde o noche de baile equivale a caminar dos horas al día durante una semana. Por lo tanto, es una forma divertida de hacer ejercicio, quemar calorías y darle un plus de energía a nuestro organismo. Pero hay que hacerlo con moderación, sobre todo si se hace de noche, ya que el desvelo continuo y el mal descanso aceleran el envejecimiento.
Los bailes de salón son mucho más terapéuticos que los que se bailan individualmente, porque desarrollan la coordinación, la cooperación y el lenguaje no verbal que nos ayuda a conocer mejor a las personas. Cada ritmo provoca una emoción distinta. Con, o sin pareja, vale la pena apuntarse a clases de baile y entrenarse en el estilo que más te guste.
Las salas de baile en pareja, como la salsa o el merengue, suelen tener un ambiente sano y poco contaminado, ya que van personas que sólo quieren bailar, por lo tanto se baila más, y se bebe menos alcohol, un hábito altamente oxidante que deteriora la salud.
Ya sea con tu pareja, con un amigo/a, o con alguien que acabas de conocer en la misma clase, bailar en pareja es un buen método de aceptación del propio cuerpo y del de los demás que ayuda a eliminar pequeños complejos.